Este peculiar Museo y Monasterio, sito en el municipio de Carracedelo (León) y en plena comarca del Bierzo, es digno de ser visitado por su belleza, tanto la que debía albergar en su origen como la actual de sus ruinas, que le dan un toque nostálgico al pasear por sus pasillos y claustro destechados. En 1928 fue declarado monumento histórico-artístico nacional y está catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC).
Al Museo no se accede por la puerta principal, sino por el denominado Tercer Patio, conjunto de ruinas de las que quedan en pie los muros del ala de novicios y un cubo-contrafuerte, construido en 1634 y cimentaciones de la antigua sala de monjes, reformada en el siglo XVIII.
El Museo del Monacato Berciano se encuentra en el antiguo refectorio.
La recepción del Museo ocupa las salas de invierno del abad, desde la que se sale al claustro reglar, en ruinas y bastante destruido, cuya construcción, con bóvedas de terceletes en ladrillo, se llevó a cabo a mediados del siglo XVI.
En el centro del patio se levantaba una gran fuente, parte de la cual se encuentra actualmente en Villafranca del Bierzo, a la que llegaba agua desde el exterior por un sistema de tubos de sillería, algunos visibles y protegidos con rejillas, y desde la que se distribuía a la cocina.
En el centro se puede ver la entrada a la Sala Capitular, con sus arcos y ventanas laterales alargadas.
El claustro reglar sufrió daños serios durante el terremoto de Lisboa de 1755, aunque una parte ha sido restaurada y se puede ver en una de las equinas del claustro.
A la derecha de la sala capitular hay otra entrada que lleva a una gran escalera que debió ser majestuosa, con los restos de los pasamanos. Fue construida en época más moderna y da acceso a tres salas del siglo XIII denominadas popularmente Palacio Real.
La primera de estas tres estancias está iluminada por un gran óculo y con bóveda nervada rematada en una clave con figura en una mandorla, que parece ser la virgen rodeada de tetramorfos, fue en una época el archivo, aunque originalmente pudo ser el oratorio del abad. A la izquierda una antecámara con arcos apuntados, apoyados en ménsulas con grifos, y en el suelo una pilastra y capitel de la antigua configuración de esta estancia.
Desde el Archivo se accede a la denominada Cocina de la Reina a través de una puerta con tímpano que representa a la virgen muerta, rodeada de los doce apóstoles, enmarcado por arquivolta con cinco ángeles músicos.
Es una sala cuadrangular iluminada por ventanas y óculos de fina tracería, con cuatro columnas sobre altos plintos y arcos apuntados que soportaron una armadura de madera con bóveda central ochavada y decorada con escudos y dragones. Se completa con una gran chimenea y una salida a la huerta por una elegante arquería. Desde este mirador puede verse la entrada de agua al monasterio por un acueducto. El regusto nobiliar de esta sala, cuya factura parece más propia del siglo XIV, el hecho claro de que tiene dos fases en su construcción y la presencia de la chimenea, deja claro que no tenía la función original de dormitorio de los monjes, quedando claro su uso como sala de audiencia del abad o bien como estancia noble. En el siglo XVIII se destinó a la confección de pan.
Los orígenes del monasterio de Carracedo se remontan al año 990, cuando el rey Bernardo II dona una finca para acoger a los monjes que huían de las incursiones de Almanzor. Este primer monasterio, denominado de San Salvador, y del que no se conservan restos, fue restaurado en el año 1138 por la infanta Doña Sancha, hermana del rey Alfonso VII, cediéndolo al Abad Florencio y a los monjes del cercano cenobio de Santa Marina de Valverde, en Corullón. Así es como renace Carracedo, convirtiéndose en cabeza de una congregación con numerosas filiales en León, Galicia, Asturias y Zamora. Hacia 1203 esta congregación ingresará en la orden francesa del Císter, cambiando sus antiguos hábitos benedictinos por los blancos cistercienses y trocando su anterior nombre de San Salvador por el de Santa María de Carracedo.
Carracedo ya era a comienzos del siglo XIII un monasterio rico e influyente, pero con su transformación cisterciense incrementó su poder como consecuencia del apoyo real y las donaciones que este cambio despierta entre nobles y campesinos, así como por la explotación de las tierras circundantes. En este siglo se construye la iglesia parroquial y el claustro reglar.
En el siglo XIV, la orden del Cister entra en una profunda crisis espiritual y económica como consecuencia de la relajación de la vida monástica y de la cesión de bienes a los Señores a cambio de protección. Esta situación se soluciona con la reforma del Císter hispano y el nacimiento de la Congregación de Castilla, a la que Carracedo se adhiere en 1505, inaugurando una nueva etapa de esplendor monacal.
Esto lleva a la obtención de recursos que permiten la reconstrucción y ampliación con un nuevo claustro reglar, la sacristía, la cubierta del refectorio y una cerca monástica durante el siglo XVI. Durante los siglos XVII y XVII se construye el Claustro de la Hospedería en un edificio anexo, la torre campanario y el tercer patio. Finalmente se inicia en 1796 la construcción de la actual iglesia parroquial sobre los restos de la antigua.
Con la desamortización llega la exclaustración y la venta de las propiedades en 1835. El monasterio fue objeto de saqueo y destrucción salvándose únicamente la iglesia neoclásica, las alas del capítulo (por ser la vivienda del párroco) y el refectorio (por ser propiedad privada). Fue declarado Monumento Nacional en 1928 y en la década de los años sesenta del siglo pasado se inician las primeras restauraciones. Desde 1988 se ha realizado una restauración más ambiciosa promovido por sus actuales propietarios, la Diputación Provincial de León y el Obispado Astorgano, así como algunas excavaciones arqueológicas.
Más Información:
Información turística de La Comarca del Bierzo, León.
El Monasterio de Santa María de Carracedo en Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Monasterio_de_Santa_Mar%C3%ADa_de_Carracedo