En Úbeda existe un lugar secreto, un lugar que nadie conoce. Un lugar maravilloso, por su belleza, pero sobre todo por su historia. La Sinagoga del Agua de Úbeda, en Jaén, recibe este nombre por lo que esconde en lo más profundo de sus cimientos, en el origen mas remoto de su función ancestral.

Sol del solsticio sobre el baño ritual Mikveh de la Sinagoga del Agua en Úbeda, Jaén. (Foto sinagogadelagua.com)
El origen de esta Casa-Museo, La Sinagoga del Agua, es una iniciativa particular, particular en el sentido de que no forma parte del patrimonio del estado, ya que fue descubierto en el año 2007 por una empresa constructora que adquirió varios edificios contiguos para construir apartamentos, locales comerciales y aparcamientos en el centro de Úbeda.
La entrada a la casa-museo se hace por la calle Roque Rojas nº2. Las visitas sólo se pueden realizar en grupos y con guía, concertando cita previa a la empresa que lo gestiona, Artificis (calle Baja de El Salvador nº2 23400 Úbeda, teléfono 953758150 sinagoga@artificis.com http://www.artificis.com). Al entrar te encuentras con una pequeña tienda que parece de «Suvenirs», pero cuando pasas la primera puerta comienza el viaje en el tiempo, en luz de penumbra, con muros que no llegan al techo y ventanas que no dan a ningún lado, se exponen los objetos que han ido apareciendo durante su reconstrucción.
Fue descubierta en 2007 por la familia Crespo-López. Al iniciar las obras, en el vaciado del edificio, comenzaron a aparecer estancias, muros ocultos, columnas, pozos, lo que llevo a paralizar las obras y replantearse el destino de todos estos hallazgos. Uno de los socios de la empresa (Fernando Crespo) decidió comprar la mayor parte de la propiedad en la que se realizaban las obras con la intención de salvaguardar todos estos hallazgos que iban apareciendo.
Posiblemente fuese una sinagoga medieval, anterior al siglo XIV. En ella se realizarían actos religiosos, albergaría rabinos y todo lo que era habitual, hasta que los Reyes Católicos decidieron cambiarlo todo y expulsar a los judíos que no se convirtiesen al cristianismo. Se expropiaron todas las posesiones de estos judíos que abandonaron España obligados por orden de los reyes. Así, el edificio pasaría a otras manos cristianas o conversas, y con el tiempo se fue olvidando su contenido y sus antiguas funciones,

Calle Las Parras con las puertas y ventanas cegadas de la sinagoga del Agua con la Casa del Inquisidor al fondo.
Adyacente al museo por la calle de Las Parras se puede ver la denominada Casa del Inquisidor, en cuya fachada aun se aprecia el escudo de la Santa Inquisición.
Esta casa tal vez fuese regentada por un antiguo judío, ya converso, con intención de salvaguardar, proteger y tal vez hasta para hacer alguna visita a la antigua sinagoga adyacente a su hogar, sin que fuese visto por el vecindario, puede que a través de un pasadizo aun no descubierto o aprovechando la oscuridad de la noche.
Cuando se tiraba un muro se encontraba que en realidad se había levantado en épocas más recientes para ocultar una antigua columna, o cegar la entrada a una estancia. Aparecen 7 pozos, de los cuales 2 de ellos tienen las piedras originales, los perfiles de piedra y los capiteles de las columnas sujetando de forma increíble las vigas de la planta superior. De esta manera, esta Casa-Museo es como un carrusel de escaleras que suben y bajan, dinteles y estancias que muestran que a lo largo de sus siglos de historia se han ido construyendo y deconstuyendo el interior del edificio para adaptarlo a los diferentes habitantes y las diferentes costumbres, entre ellas las religiosas.

En la primera sala podemos ver muebles y decoración de la época y los restos de un arco tapados por otro muro posterior.
En la primera sala, denominada La Sala del Inquisidor, se exponen objetos de todo tipo, desde artículos religiosos hasta muebles y textos originales o facsímiles.
El Aboda Zarah, nombre de un tratado en el Talmud, se expone un facsímil editado en el año 1957 por el seminario teológico Judío de América cuyo original se conserva en el Museo Judío de Nueva York. Este libro se realizó en Úbeda a finales del año 1290 por Shelomo ben Shaul ben-Albagli.

Aboda Zarah, tratado en el Talmud, facsímil editado en el año 1957. El original se escribió en Úbeda a finales del año 1290 por Shelomo ben Shaul ben-Albagli.
A continuación se pasa a una intrincada sala denominada El Patio con dos de las columnas completas y originales, bien definidas por un capitel de hoja de palmera o árbol de la vida que con sus siete ramas simbolizan la Menorah judía. Esta sala da paso, por un lado a los sótanos mediante una estrecha escalera y por el otro a la Sala Sinagogal.

En El Patio se pueden ver restos de columnas y dinteles encontrados entre los escombros y los muros de la Sinagoga del Agua.
Estos sótanos son la Bodega y hornos, que formaban parte de la casa del rabino. Tiene una bóveda de cañón rebajada y suelo y tinajas soterradas originales. Se utilizaban para almacenar aceite y vinos kosher, entre otros alimentos típicos de la religión judía.
En el lado opuesto hay un gran portón, La Puerta del Alma, donde se encuentra la Sala Sinagogal, la puerta de acceso a la Sinagoga. Las jambas, el peldaño y varias de las dovelas que forman el arco son originales, otras son réplicas ya que algunas de las originales fueron encontradas incrustadas en los diferentes muros que separaban las distintas estancias. Encima de la Puerta del Alma hay una piedra con la Estrella de David.
La Sala Sinagogal está distribuida en tres naves separadas por anchos arcos apuntados, que son los originales, gracias a que permanecieron integrados y ocultos en los muros de las viviendas. Los espacios tienen la estructura de las Sinagogas medievales españolas, recintos pequeños por debajo del nivel de la calle y austeros en cuanto a materiales de construcción.
Sobre la nave izquierda hay cuatro columnas originales que configuran un espacio fundamental en las Sinagogas; la Galería de Mujeres, lugar que ocupaban éstas durante las ceremonias y ritos, ocultas tras celosías.
En la nave derecha de la sala ocupada por la sinagoga, tiene el entablado con la madera original, policromada, que la cubre. También los siete pozos que nos ayudan a comprender la importancia de la riqueza del agua subterránea en la construcción de las Sinagogas. Dos de ellos aún tienen agua y su brocal original.

Espacio dedicado a los rituales en la sinagoga, en el que recientemente se han celebrado una boda Judía, la fiesta de Pesaj (Pascua Judía) y la Hannuká (Fiesta de las Luces), entre otros.
Al final del vaciado del edificio se descubre que debajo de la entrada de la calle Las Parras aparece, casi por casualidad lo que pensaban que era una bodega que había sido rellenada con los escombros de la última remodelación. Esto se sabe gracias a que uno de los antiguos trabajadores aun recordaba como se utilizó esa estancia para alojar los desechos de esa obra hacía mas de medio siglo.
Al vaciar esta bóveda aparecen, entre muchas otras cosas, siete escalones que se dirigen hasta un pequeño hueco que, al vaciarlo, ven que al día siguiente se ha llenado de agua. Lo vacían de nuevo y vuelve a llenarse. Así advierten que han llegado al nivel freático de la ciudad de Úbeda. Es aquí cuando se preguntan ¿Que significa todo esto?
Es el baño ritual de purificación o Mikveh y se accede a través de un pasadizo excavado en la roca. Para todas las religiones es fundamental el agua como símbolo de purificación espiritual. Musulmanes, judíos y cristianos se purifican antes de acceder a sus templos y lugares sagrados. En el caso de la comunidad judía, los hombres solían ir al baño los viernes y antes de las grandes fiestas y las mujeres también antes del matrimonio, después del parto y tras finalizar la menstruación. Eran baños íntegros, todo el cuerpo debía quedar sumergido en el agua purificadora del mikveh.
La sala está cubierta por una bóveda apuntada de sillería. En el centro el hueco con sus siete escalones excavados en la roca, dónde el agua brota continuamente de forma natural, que es iluminado en el solsticio de verano, atravesando el sol una ventana de la fachada opuesta y un hueco que había en el suelo de la Sala Sinagogal para conseguir este efecto ritual. Este espectáculo puede verse todos los años, en los días cercanos al solsticio de verano (21 de junio). Ver el Solsticio en la Sinagoga del Agua.
Cada año, con la llegada del solsticio de verano, se organizan actividades en la que se puede ver este efecto del sol atravesando el edificio e iluminando de forma espectacular el fondo del pozo de los siete escalones, el Mikveh. El programa para este año 2015 lo podéis ver en la foto anterior. Desde el 18 al 28 de junio se celebrarán diversos actos para ver el solsticio acompañados de conciertos, homenajes y desayunos con dulces típicos sefarditas con infusiones. Es importante reservar las entradas ya que el aforo es muy limitado. Artificis Teléfono 953758150.
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